NUEVAS EXCURSIONES PARA EL PRÓXIMO FIN DE SEMANA (9 Y 10 DE MARZO) .Hola a todos,
Para este próximo fin de semana hemos preparado dos excursiones muy especiales.
La primera es un adelanto a la Semana Santa, ya que nos vamos de Vísperas de Semana Santa en Alloza, Híjar y Samper de Calanda para descubrir calvarios como el de Alloza o Hijar, monumentos de Semana Santa como el que se conserva en la iglesia de San Per de Calanda o Museos dedicados a la Semana Santa como el de Hijar.
La segunda nos llevará Tras los pasos de fray Juan Altamiras , fraile franciscano del siglo XVIII que dio sus primeros pasos en La Almunia de doña Godina, fue considerado como uno de los más grandes cocineros universales y su recetario dio la vuelta al mundo. Tenía un gran sentido del humor, quizás por este motivo Raimundo Gómez firmó su obra bajo seudónimo: Juan Altamiras. Durante la excursión disfrutaremos de un menú especial "Altamiras",pero si queréis hacer alguna de sus recetas, pinchando aquí podéis acceder a su recetario. Lo primero de todo, ¿quién era este fray Juan Altamiras? Pues uno que no se llamaba así (Raimundo Sánchez era su verdadero nombre) y que seguramente fue "cocinero antes que fraile", o por lo menos las dos cosas. Nació en La Almunia de Doña Godina en el siglo XVIII y es uno de los personajes más importantes de la historia de la cocina española gracias a su libro "Nuevo arte de cocina, sacado de la escuela de la experiencia económica". ¿Os sonaba de algo? Pues su obra ha ejercido una enorme influencia dentro y fuera de España, nada menos. Los viajeros de España al Nuevo Mundo llevaron recetarios a las bibliotecas franciscanas y a las cocinas caseras en Texas, Florida, California, Perú, Venezuela y México... "Unos dicen que era el Ferran Adriá de la época, otros aseguran que era el José Andrés del momento, brillante como Martín Berasategui, eficaz comunicador como Karlos Arguiñano". ¿Qué os parece? Yo personalmente si tuviera que compararle con alguien lo haría nada menos que con Simone Ortega y sus "1080 recetas de cocina", que sigue teniendo una importancia inmensa a la hora de enseñar a cocinar rico pero fácil.
¡¡¡NOS VAMOS DE EXCURSIÓN!!! Tras los pasos de fray Juan Altamiras (Alpartir, La Almunia y Almonacid de la Sierra) DOMINGO 10 DE MARZO ¿A quién se dirigía su libro, que tuvo al menos cinco ediciones en vida de su autor? Oigámosle a él mismo: "Tienes ya, amigo Cocinero, lo que necesitas para irte industriando, sacado de experiencias y aplicación: no hablo con el Cocinero de primera clase, a quien supongo más bien instruido que yo pueda serlo, sino contigo, Principiante". Al fin y al cabo él sacó todo lo que sabía "de la escuela de la experiencia económica", o sea, del convento, donde tenía que dar bien de comer a los frailes con un presupuesto que seguramente sería limitado. Su trayectoria vital le condujo a varios monasterios franciscanos, Madrid, Zaragoza, Alpartir, Cariñena y La Almunia. Partiendo de esto, y como tenemos claro que estamos ante un personaje fascinante, vamos a irnos a descubrirlo en alguno de estos lugares. A los pies de la Sierra de Algairén encontramos Alpartir, junto al río del mismo nombre (que discurre por el valle del Amor, llamado así, seguramente, por una comuna hippie que se instaló allí hace años). Entre los siglos XIII y XIX hubo aquí dos órdenes religiosas, los Sanjuanistas (señores de la villa a partir del polémico testamento de Alfonso I el Batallador) y los franciscanos, en el convento de san Cristóbal, que se levantó como casa de retiro de los frailes del Convento de San Francisco de Calatayud y llegó a ser uno de los más relevantes de la orden. Sólo quedan ruinas, pero fue allí donde estuvo un tiempo nuestro fray Juan Altamiras. Lo poco que se ha conservado está en la iglesia de la localidad, Nuestra Señora de los Ángeles (p.ej. la estatua de san Cristóbal, que presidió el retablo mayor del convento). De aquí nos iremos a La Almunia de doña Godina, donde nació nuestro protagonista allá por 1709. Aunque el rastro de la que fuera su casa natal se perdió con el paso de los años. Haremos un recorrido por la localidad siguiendo sus pasos. De La Almunia que Raimundo pudo conocer quedan aún vestigios en la arquitectura civil y religiosa ya existente o en construcción en su época, así como en la trama urbana que apenas ha cambiado desde el s. XVIII. Iniciaremos el recorrido en el Convento de San Lorenzo - cuya iglesia ahora es Museo del Juego y los Deportes Tradicionales - donde profesó al servicio de la cocina y con bastante probabilidad como responsable del huerto del convento. El convento que conoció fray Raimundo está muy transformado, pues pasó por muchas vicisitudes, algunas de las cuales pudo vivir el propio fraile: una inundación que hizo que buena parte de sus dependencias estuvieron cubiertas por más de medio metro de agua, el incendio que asoló el convento en 1750, o su conversión en fuerte defensivo por las tropas francesas en 1808 tras haber sido fábrica de armas por los propios frailes, lo que supuso su casi total destrucción. La reconstrucción fue posible gracias a la colaboración vecinal, que permitió que los frailes volvieron a habitarlo hasta 1836. De aquí nos iremos a la espectacular iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, donde fray Juan fue bautizado. El templo construido en tiempos de Doña Godina fue sustituido o ampliado en el siglo XIV. De ese periodo son los primeros tramos de la bellísima torre mudéjar, siendo los restantes fruto de la reforma y ampliación que sufrió el templo en el siglo XVI. La iglesia se quedó pequeña y en el XVIII el concejo de la Almunia levantó la actual, cuya construcción continuó hasta principios del siglo XX. En realidad una serie de desavenencias entre arquitectos, maestros de obras, decoradores, el concejo y la Real Academia de San Fernando provocó que la obra se interrumpiese al llegar al crucero, quedando casi la mitad el templo sin terminar. Aún con todo es un edificio grandioso, decorado muy al gusto del último cuarto del siglo XVIII. Nos iremos a comer (incluido) un menú basado en el recetario de fray Juan Altamiras, y pasaremos la tarde en Almonacid de la Sierra, un pueblo en el que descubriremos, sobre todo, su peculiar urbanismo, que conserva todo el aire de un pueblo con un largo pasado musulmán. Tras la expulsión de 1526, en la que los musulmanes (los que conocemos como mudéjares) fueron obligados a marcharse o a convertirse, los que se quedaron fueron conocidos como cristianos nuevos o como moriscos (que, a su vez, serían expulsados definitivamente en 1609-1610). Pues bien, el conjunto más importante de documentación sobre los moriscos que se ha encontrado en España apareció, precisamente, en Almonacid de la Sierra. Fue en 1884, cuando al derribar una casa antigua se encontraron, bajo el falso techo de madera, más de ochenta volúmenes. Es tan importante que cuando en 1610 se conmemoró el 400 aniversario de la expulsión RTVE hizo un documental sobre el tema eligió, precisamente, la historia de una familia que tenía que marcharse de Almonacid. Daremos un paseo que incluirá la iglesia y la judería, y acabaremos en una bodega, donde merendaremos con vino y dulces hechos siguiendo recetas de nuestro fraile. Después, volveremos a Zaragoza. ¿Os animáis? Pues aquí os dejo el resto de los datos: Cuándo - Domingo 10 de marzo de 2024 a las 8'30 horas. Dónde - Paseo de María Agustín (a la altura del IAACC Pablo Serrano). Zaragoza - España. Precio - 72 € (jubilados mayores de 65 años, 69 €; niños menores de 12 años, 66 €) TODO INCLUIDO: bus, entradas, comida y todas las visitas guiadas *Al reservar es obligatorio el pago de una señal de 20€, el resto se abonará en efectivo el día de la excursiónRESERVAS - PINCHANDO AQUÍ O LLAMANDO AL 976207363 Estamos en vísperas de Semana Santa, y tradicionalmente éste ha sido un tiempo de preparativos. Nada más pasar el Carnaval (de "carnem levare", o sea, quitar la carne, que era lo que ocurría después del entierro de la sardina) empieza la Cuaresma, que viene de "quadragesima", por los cuarenta días que pasó Cristo en el desierto. El descontrol del Carnaval preparaba a la gente para este tiempo de privaciones y ayunos, de preparación para la Semana Santa. En cada lugar se vivía de manera diferente, pero en estos pueblos era habitual ver gente "rezando las estaciones" en los Calvarios, preparando túnicas y tambores, y ya en el siglo XX concursos (como el de Híjar, que va por su edición número 57, siendo el más antiguo de todos los que se celebran en España), ensayos... Hoy os proponemos recorrer algunos de estos espacios en los que, por estas fechas, ya huele a Semana Santa. Y empezaremos por un Calvario, pero no uno cualquiera: el Calvario de Alloza, el más impresionante de todo Aragón. Pero antes de nada, ¿qué es un Calvario? Pues un monte que hay en las afueras de un pueblo en el que, de alguna manera, se ha reproducido el Calvario de Jerusalén, el Gólgota (o monte de la calavera) Desde la Edad Media los peregrinos que llegaban allí recorrían el camino que iba desde el pretorio de Pilatos hasta el Santo Sepulcro, la Vía Dolorosa, y se paraban en unos cuantos puntos para reflexionar en ellos sobre la Pasión de Cristo, rezar... esos puntos acabaron convirtiéndose en las catorce estaciones del Vía Crucis, cuyo rezo pusieron de moda los franciscanos. Algunos frailes, monjas... que fueron a Tierra Santa montaron a su vuelta pequeños Vía Crucis para rezar las estaciones en sus conventos. Pronto aquello se extendió, sobre todo porque los turcos conquistaron los Santos Lugares y peregrinar hasta allí se puso complicado. Fue entonces cuando surgieron los Calvarios como los conocemos, en los que se intentaba reproducir la topografía del lugar original, buscando algún cabezo en las afueras de las poblaciones, y en ocasiones incluso las mismas distancias que había en Jerusalén. Los franciscanos (custodios de Tierra Santa) fueron los que más impulsaron la devoción a la Pasión de Cristo, y vieron que si la gente no podía ir a Jerusalén, se podría traer un trozo de Jerusalén a cada pueblo, y no un trozo cualquiera, sino la Vía Dolorosa, el camino hacia el Calvario y luego el sepulcro de Cristo. Se elegía para ello un cabezo en las afueras del pueblo, y se colocaban allí unos peirones que representaban a cada una de las 14 estaciones. ¿Qué tiene de especial el Calvario de Alloza? Pues que cada estación aparece no en un peirón, sino en una pequeña ermita, a cuyo cuidado había una familia del pueblo. El camino va ascendiendo entre magníficos cipreses entre los cuales están las capillas, hasta llegar a la última, mucho más grande, dedicada al Santo Sepulcro. De allí nos iremos a Híjar, también al Calvario, donde subiremos por los "andadores" ( los caminos en los que aún se rezan las estaciones) hasta la ermita del Santo Sepulcro. Todo este entorno, y sobre todo el edificio de la "casa del hijarano", se hizo con miles de horas de trabajo voluntario de la gente del pueblo en los años sesenta, y en este momento está en plena renovación. Dentro de este proceso hay un lugar muy especial: el edificio-tambor. La relación de Híjar con la Semana Santa es muy, muy especial. Es algo hecho entre todos en todos los sentidos posibles, y eso es algo que podremos descubrir aquí. El edificio es un tambor gigante que es un verdadero museo dedicado a la Semana Santa. Hay que pensar que después de la Guerra Civil hubo que reconstruir muchas cosas perdidas (pasos, estandartes, trajes...), y todo el pueblo se implicó en eso durante décadas. Festivales, funciones de teatro, sorteos de todo tipo... para conseguir recaudar dinero para comprar nuevas "pianas" (los pasos) y todo lo necesario. El resultado es algo que podría resultar inimaginable si pensamos que hoy Híjar es un pueblo de menos de 2.000 habitantes. Comeremos (incluido) y por la tarde nos iremos a Samper de Calanda, un pueblo cercano. Allí nos iremos a la iglesia de San Salvador, de unas dimensiones monumentales, donde se monta un magnífico monumento de Semana Santa procedente del cercano monasterio de Rueda. Ya sé que soy un poco antiguo, pero me imagino que todos sabréis lo que es un Monumento de Semana Santa, ¿verdad? Al margen de las creencias de cada uno esto es una parte de nuestra cultura y de nuestro patrimonio, y merece la pena que lo conozcamos. Después de los oficios del Jueves Santo por la tarde, que conmemoran la Última Cena, se reserva una hostia consagrada para los oficios del día siguiente. Al principio se guardaba en una sencilla arqueta, pero a partir del Barroco aquello se hizo de una forma mucho más espectacular, creando escenografías a base de telones, esculturas, velas... de forma que la gente acabó por llamarlo simplemente "el Monumento". Después de la consagración se hacía una procesión para trasladarlo solemnemente y dejar el cáliz allí, muchas veces con una escolta de soldados romanos (alabarderos). Después de eso se organizaban los turnos de vela, con gente que se quedaba acompañándolo día y noche. Esos monumentos se desmontaban y almacenaban una vez pasada la Semana Santa, hasta el año siguiente. Eso salvó al de Samper de Calanda de ser quemado en la Guerra Civil con los retablos de la iglesia, porque de lo contrario habría desaparecido y hoy no podríamos disfrutar de este espectacular montaje. Es una obra del siglo XIX que parece que perteneció al vecino monasterio de Rueda de Ebro, y que tras la Desamortización acabó aquí.
¿Os venís? Pues os dejo el resto de la información: Cuándo - sábado 9 de marzo de 2024 a las 8'30 horas. Dónde - Paseo de María Agustín (a la altura del IAACC Pablo Serrano). Zaragoza - España. Precio - 68 € (jubilados mayores de 65 años, 65 €; niños menores de 12 años, 62 €) TODO INCLUIDO: bus, entradas, comida y todas las visitas guiadas *Al reservar es obligatorio el pago de una señal de 20€, el resto se abonará en efectivo el día de la excursión
RESERVAS - PINCHANDO AQUÍ O LLAMANDO AL 976207363
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