El restaurante de Madre Vedruna 6 amplia instalaciones y ofrecerá servicio a más de 100 comensales.
· Junto con la renovación, la carta también aumenta con una sección de arroces y nuevas incorporaciones de la gastronomía mediterránea.
Quizás podría ser osado decir que con dos años que cumple este mes, La Bocca ya es mayor pero su evolución constante le ha impulsado a transformarse dos veces en el último año, la primera para esculpir su personalidad realizando una giro estético y gastronómico hacia una cocina mediterránea y la segunda, una ampliación de instalaciones y un aumento de su oferta gastronómica manteniendo su filosofía de raciones medianas para compartir.
En esta ampliación, el decorador Pedro Abuelo con un estilo muy particular y reconocido por su personal visión de la estética en restauración, ha recreado un salón que nos recuerda a las bodegas españolas con mosaicos de ladrillos que juegan con una luz envolvente y bancadas infinitas en formato chester que aportan sobriedad y elegancia. La nueva sala es el final del recorrido que comenzaba en una calle de cualquier pueblo de la costa mediterránea y conducía a lo que podía representar un patio de casa la riviera francesa, griega o italiana, ahora acaba en una cava pero a pie de calle con detalles eclépticos, iluminación muy cuidada y estilo modernista.
La nueva estancia cuenta con la posibilidad de privatizar un espacio para hasta 30 comensales.
Además, dos grandes zonas de sofás vigilan en paralelo una chimenea central que en los días de frío acompañará a momentos de amigos, amantes, cafés o gin tonics.
Respecto al concepto gastronómico, la filosofía de raciones medianas para compartir, sigue intacta. Sin embargo, se estrena una sección arroces que presenta posibilidades muy sugerentes tanto nacionales como foráneas: rissotos, paella valenciana, arroz abanda o con bogavante… e incluye la opción de llevar a casa.
Con respecto a otras propuestas merece la pena mencionar los mejillones a la marinera, la tempura de hortalizas, calamar y alioli de tinta de calamar o púlpitos a la andaluza. Siempre con los sentidos orientados a la gastronomía mediterránea se han incorporado guiños a la cocina de otras culturas como el cous cous, la crema de humus, una pizza elaborada de forma artesanal o la crêppe de pollo de origen francés.
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