El mercado del jamón curado en EEUU supera los 400 millones de dólares. De todo lo importado el 57% procede de Canadá, Italia y España. Ahí comienza parte del problema. Y la confusión. El pueblo italiano, bien asentado en EEUU desde hace décadas, llevó consigo el prosciutto italiano, un jamón también curado que fue introduciéndose en el mercado americano. Cuando llegó el jamón español a esta potencia mundial, muchos creyeron que era un producto idéntico al prosciutto italiano pero sencillamente más caro. Y no se vendió.
Fue un trabajo entregado, el interés de los americanos por dietas más sanas y equilibradas, la puesta en valor de productos españoles y nuestro papel como referentes en la gastronomía de mano de nuestros excelentes cocineros lo que fue colocando, poco a poco, el jamón español en el lugar que le corresponde.
Desde ese momento, las ventas de jamón tanto serrano como ibérico aumentan año tras año, el producto se ha posicionado dentro del sector Gourmet y cada vez es más solicitado por unos consumidores que cuentan con un nivel económico medio-alto.
Llama la atención que el pueblo estadounidense demande hasta 10 veces más jamones deshuesados que con hueso. Eso muestra su apuesta clara por productos sencillos de consumir. Y está claro: El jamón está mejor finito, finito.
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