Sonó como un trueno la sentencia del Tribunal Supremo de hace un par de semanas, cuando el Alto Tribunal ratificó la orden que había publicado el Departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón diez días antes. El escrito explicaba nuevas medidas de limitación de la movilidad entre la 1 y las 6 de la madrugada en Huesca, Jaca, Monzón y Barbastro, «por razones de salud pública». Ya se había igualado el horario de cierre: 00.30 horas. Café para todos en bares, restaurantes, pubs y discotecas. Las medidas dejaron la impresión en la hostelería de que el covid, vía Pignatelli, ganaba una nueva batalla y que el agosto habría que hacerlo más adelante. Es lo que ha ocurrido sobre todo en la capital, donde un buen número de locales de ocio nocturno han bajado la persiana. Nada que ver con las zonas más turísticas de Aragón, las que guardan las fortalezas de la tierra en este sector. El puente ha dejado excelentes números en varias comarcas de Teruel, en el Pirineo, en las Cinco Villas o el Moncayo, casi todas rayando el 100% de ocupación.

Ayer se cerró el fin de semana largo más concurrido y transitado en Aragón en un par de años, con mucha gente volviendo a la ciudad y otros comenzando el éxodo urbano que ha dejado en la capital un contraste de calles con calzadas semidesiertas y una llamada de última hora para el turismo nacional. El Casco Histórico de Zaragoza, sobre todo el Pilar y los monumentos cercanos, han recuperado cuotas de años prepandemia, con filas para entrar a la basílica y cierta animación hotelera, donde los índices de ocupación media se han ido por encima del 65%.


No quieren tirar cohetes por ese lado en la ciudad. Recuerdan que falta mucho, y que los precios no son los que deberían ser. La Asociación de Hoteles de Zaragoza y Provincia informa que estos establecimientos se encuentran al 50% de ocupación media, aunque durante el puente han aumentado su actividad, hasta el 65% en la ciudad y rondando el 90% fuera. Los números se acercan a los habituales y se alejan de las previsiones de julio, cuando se pronosticó un 45%.

Como explica su presidente, Antonio Presencio, «no son los precios de la época del 2019, estamos muy por debajo, pero observamos que la estancia se distribuye, al ser un mes feriado». Las pernoctaciones tampoco son las mismas comparadas con datos previos a la crisis, aunque el cliente internacional vuelve «poco a poco» a Zaragoza. En cuanto a la vuelta de los congresos a la capital aragonesa, la Asociación de Hoteles de Zaragoza y Provincia señala que ya han recibido visitas de los comités ejecutivos de las ferias y congresos, por lo que esperan confirmar pronto el número de delegados para poder desarrollar así todas las medidas y protocolos necesarios. «Si unimos el segmento de empresa, el de congresos y el de ocio, poco a poco iremos retomando ese margen de mejora tan grande que tenemos si lo comparamos con años anteriores, previos a la pandemia».

Pequeñas retenciones en las carreteras

La operación de tráfico por el retorno del puente festivo se ha desarrollado con relativa normalidad en las carreteras aragonesas, aunque se registraron algunas retenciones puntuales en las entradas a la ciudad de Zaragoza. La mayor incidencia se ha producido en la autovía A-23, a la altura de la localidad de Muel y en dirección a la capital, donde en torno a las 19 horas se registraron atascos de entre dos y tres kilómetros, aproximadamente, según han informado desde el Centro de Gestión de Tráfico de la DGA. Al cierre de esta edición, solo había constancia de un accidente grave, el que se cobró la vida de dos personas al caer un coche a una balsa de riego en Ricla. En el periodo comprendido entre el viernes 13 y el lunes 16 de agosto se han movido por las carreteras aragonesas casi 400.000 vehículos en desplazamiento de largo y corto recorrido, muchos de ellos con destino y origen en las zonas de playa, según estimaciones de la Dirección General de Tráfico (DGT). 

La ocupación de los paradores también ha ido creciendo este verano. Aunque no hay cifras todavía de agosto, dos de los cuatro establecimientos de esta red han alcanzado el 90% de ocupación en el mes de julio: Bielsa y Alcañiz. El oscense se encuentra en el corazón del Pirineo junto al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido y con vistas al valle de Pineta. El del Bajo Aragón se encuentra en un antiguo castillo Calatravo de los siglos XII-XIII.

Hay más datos de puntos diversos. Loarre confirmó que había batido su récord de visitantes este puente, y Alquézar que había llegado al 100%, lo mismo que el Maestrazgo. Otros se han quedado muy cerca, como en la zona de Tarazona, en las Cinco Villas, en Gúdar-Javalambre o en el Matarraña.

Y por supuesto en el Pirineo. El sector turístico de Huesca empieza a sonreír. La mayor parte de los alojamientos ha colgado estos días el cartel de completo y las estimaciones para el conjunto del mes de agosto apuntan a una ocupación media de entre el 70% y el 90%. «Estamos muy contentos de cómo está yendo estas últimas semanas», afirma Anabel Costas, vicepresidenta de la Asociación Provincial de Hostelería y Turismo de Huesca, que regenta el hotel El Privilegio, en Tramacastilla de Tena. Aun así, prefiere ser cautelosa. «No podemos olvidar de dónde venimos, tras tantos meses cerrados y con restricciones de todo tipo», precisó.

Sin embargo, «seguimos con la Espada de Damocles amenazando la actividad hotelera», por lo que pide a sus clientes que sean «cautos» y «no se olviden de la normativa sanitaria». «No hagamos que establecimientos que ahora vuelven a respirar, se vean obligados a cerrar», subrayó Costas, que admitió que julio fue «un mes bueno» y agosto «está siendo mejor». Entre los aspectos positivos se aprecia la progresiva recuperación de turistas extranjeros, prácticamente desaparecidos desde marzo de 2020. «Han vuelto verse bastantes alemanes, holandeses, franceses o ingleses, y para septiembre hay un importante volumen de reservas de este colectivo», concluyó.

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