Algo tiene el río Ebro que cautiva a cuantos lo ven. No es de extrañar que los íberos eligieran sus orillas para asentarse formando Salduie y posteriormente lo mismo hicieron los romanos creando Caesaraugusta. El Ebro siempre ha tenido un papel importante no sólo en la historia sino también en la cultura.
La literatura y la música no se olvidan de él. Cervantes escribió un capítulo del Quijote en el que el hidalgo y su escudero Sancho Panza viven una de sus aventuras a orillas del Ebro, y más concretamente, en la localidad zaragozana de Alcalá de Ebro antes de llegar a unas justas a Zaragoza. Muchas jotas aragonesas lo nombran en sus estrofas. La más conocida tal vez sea la de Sierra de Luna.
Pero también podemos disfrutar del Ebro in situ. Pasear por los parques de las riberas es una buena forma de disfrutar de la naturaleza que rodea a este caudal. Y para disfrutar desde el mismo río, nada mejor que un tranquilo paseo por sus aguas con los Paseos Fluviales que ofrecen desde el Acuario de Zaragoza. Estos paseos están teniendo un gran éxito de público y esperan superar los 11.500 pasajeros del año pasado.
El barco tiene paso por tres embarcaderos: Vadorrey, Náutico y Expo. En el trayecto de ida se puede salir desde Vadorrey o el Náutico y el de vuelta se realiza desde la zona Expo. La ida y la vuelta se pueden disfrutar en días distintos. Una forma diferente de apreciar las riberas, ver algunos peces, patos y otras aves acuáticas de cerca, y tener unas vistas diferentes de la Basílica del Pilar, los puentes y la Expo.
Y tú, ¿cómo prefieres disfrutar del Ebro?
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