La situación sanitaria parecía remitir a medida que se acercaba el verano, pero nada más lejos de la realidad, la curva de contagios se ha acelerado en los últimos días y se han endurecido algo, de nuevo, las restricciones. El sector turístico ha sido uno de los más golpeados por la pandemia, y en su inmenso abanico, las cadenas y complejos hoteleros que todavía no han podido trabajar con normalidad y siguen sin respirar. Al menos en Zaragoza, donde alrededor de un 28% de los hoteles de la ciudad permanecen cerrados a estas alturas del verano, casi finales del mes de julio y superada la mitad del periodo vacacional, según expresa el presidente de la Asociación de Hoteles de Zaragoza y Provincia y director general de la cadena de hoteles Palafox, Antonio Presencio.





La situación empezaba a mejorar pero la llegada de la sexta ola influye en el sector. «No afecta todavía a la movilidad, pero ha generado más incertidumbre. Según el tipo de viajero puede generar más dudas, y habrá que esperar a ver lo que hace Francia, porque el cliente francés es bastante representativo», añade Antonio Presencio. No obstante, el presidente de la asociación hotelera de Zaragoza expresa que las reservas «se van haciendo, no tanto de última hora, sino que se generan con semanas vista y también se están incrementando mucho las reservas para septiembre y octubre». «En Zaragoza somos líderes en organizador de eventos y congresos, y en concreto en nuestro sector estamos especializados precisamente en ese segmento», puntualiza.

En estos momentos, la ocupación hotelera en la capital aragonesa ronda el 40% y se prevé que en agosto pueda aumentar hasta el 50%.

Un turista nacional

Este verano, Zaragoza ha adquirido mayor relevancia como destino de los turistas nacionales frente a los del resto de países. Entre el 1 de junio y el 18 de julio, es decir, prácticamente todo lo que se lleva de época vacacional, las oficinas de turismo del Ayuntamiento de Zaragoza han atendido 18.054 consultas, de las que 15.012 (un 83%) son de españoles. La cifra representa un 176% más que el año pasado --verano marcado por la crisis del covid-- y un 46% menos que en 2019. Son cifras que proceden de las oficinas de turismo del ayuntamiento, y habrá que esperar a las estadísticas del INE para conocer la realidad turística en la capital aragonesa este año.

«Hemos caído pero lo positivo es que el turismo nacional sigue viniendo a la ciudad. Los datos no son todo lo positivos que queríamos pero vemos que la oferta de Zaragoza está teniendo importancia. Confiábamos en la recuperación del turista nacional, pero de una manera un poco más moderada. La sorpresa es que el destino Zaragoza ha llamado la atención por su seguridad, diversidad, gastronomía o una serie de factores que no hemos podido determinar», comenta el gerente de Zaragoza Turismo, Conrado Molina.

En lo que va de año, 34.929 han sido las atenciones realizadas por el personal del consistorio zaragozano, un 13% menos que el año pasado porque, tal y como explica Molina, los tres primeros meses del curso pasado no hubo problemas, y sin embargo este año, el estado de alarma desapareció en mayo. 30.424 son de españoles y 4.505 de extranjeros. El 41% de los turistas internacionales eran franceses. «Queda mucho camino por recorrer en el turista internacional», reconoce el gerente de Zaragoza Turismo.

El hotel Gran Vía no ha cerrado en todo el año ANDREEA VORNICU

El Gran Vía, un hotel «atípico»

Hoteles hay muchos: de 1, de 2, de 3, de 4 o de 5 estrellas. Hay pensiones, hostales o apartamentos que acogen a los visitantes que se acercan a Zaragoza por una razón u otra. Los hay que han cerrado para siempre, y otros que han permanecido un tiempo con la persiana bajada por la situación económica derivada de la pandemia. Pero en Zaragoza, al menos hay uno en concreto que no ha cerrado en todo el año, a pesar de las dificultades. Es el hotel Gran Vía, ubicado en la céntrica avenida que lleva el mismo nombre.

«No hemos cerrado en ningún momento porque nos quedamos como hotel de urgencia. Tampoco hemos recurrido al erte, somos un hotel atípico». Así lo define el director, Jorge Bergua, que asegura que han trabajado con normalidad a pesar de que hubo unos meses más difíciles que otros. «Hemos trabajado todos los años, aunque sí que hubo dos o tres mesecillos, cuando a Aragón no podían entrar turistas, que se notaba los fines de semana. Pero desde que los turistas nacionales salen, todo ha vuelto a la normalidad», señala.

En este sentido, su mercado, el del turista nacional, ha permitido trabajar con mayor facilidad. «También es cierto que los que no trabajamos tanto el turista internacional hemos podido trabajar. Creo que a lo mejor compañeros del casco histórico sí que habrán echado más de menos a este tipo de clientes», explica Bergua. Para el director del hotel Gran Vía, no tener que cerrar ha supuesto no cortar «la dinámica de trabajo» para un complejo que es más «de trabajo».

Además, la demanda de habitaciones no ha parado. «Los hoteles tienen que trabajar mucho, pero habremos estado entre el 60 y el 80% de ocupación entre los mejores y los peores meses», incide Bergua, recordando también que «aun queda agosto y es el peor mes para la ciudad"