Ya Lope de Vega en 1577 habló de la elaboración de Jamón en la serranía onubense. Pero tendría que pasar mucho tiempo, varios siglos, hasta que estos perniles ibéricos se viesen amparados por la figura de una Denominación de Origen. Fue en 1995 cuando nació esta DO que hoy avala a unos jamones realmente especiales. Tanto, que uno de los municipios que acoge esta DO, Jabugo, se ha convertido popularmente en un sinónimo de calidad.
En unas dehesas declaradas como Reserva de la Biosfera por la UNESCO, campan los cerdos ibéricos durante la montanera. Las Sierras de Aracena y Picos de Aroche son las responsables en buena parte de la calidad del producto final. En ellas, los cerdos buscan tubérculos, pastos y, sobre todo, la bellota que será clave para darles ese perfil de ácidos grasos que es la marca de la casa.
El proceso de elaboración es el otro gran protagonista para pulir un producto de diez. Con un microclima exclusivo y unas entradas de aire marino procedente del Atlánticoque marcan un punto de salinidad único, estos jamones van, lentamente, convirtiéndose en joyas. Unas joyas que han llegado a los rincones más exclusivos del mundo y que han sido alabados por los paladares más exigentes.
La presencia de la vitola oficial de la DO es clave para reconocer un jamón amparado por este sello de calidad. En ella, podremos observar también el tipo de jamón ibérico ante el que nos encontramos: Summum (Bellota), Excellens (Cebo ibérico de campo), Selección (Cebo ibérico).
Ahora que llega el frío, los cerdos ibéricos llegan a las dehesas onubenses. Allí se encuentran con un campo cuajado de bellotas. Las mismas que los ayudarán a convertirse en uno de los productos más deseados del mundo.
Link en:
Link Nota en Facebook:
No hay comentarios:
Publicar un comentario